martes, 12 de octubre de 2021

Micaela

No puedo creer que haya pasado un año desde la última vez que te vi. Recuerdo como si fuera ayer la última noche que salimos a tomar y bailar. Tú con tu polo blanco, yo con mi polo apretado amarillo, ese que sabía que te gustaba. Reconozco que quería volverte loco, eso de seguir saliendo tantos meses y que no tuviéramos una relación formal, ya no iba conmigo. Yo quería más. Esa noche la pasamos tan bien, fue la última vez que estuvimos juntos. Si hubiera sabido eso, la hubiera valorado aún más. 

Solo 7 meses duró lo nuestro, pero me marcó para toda la vida. Si alguien me hubiera dicho el día que te conocí en ese concierto que dividirías mi vida en dos y que serías el primer quiebre importante en mi vida, no lo hubiera creído. Qué iba a salir yo con un chico como tú. Recuerdo cómo fregaste para que nos presentaran, recuerdo haberte ignorado todo el concierto. Yo andaba en otra, divirtiéndome con otro grupo, con la vista puesta en alguien más. No paso ni una semana y ya te tenía en todas las redes sociales, insistiendo en invitarme a salir. Te tomó un mes convencerme, felizmente vivías en otra ciudad, porque conociéndote, te hubiera encontrado en la puerta de mi casa esperándome a los dos días de haberte aceptado en redes. 

Qué rápido lograste escurrirte en mi vida. Era tan fácil hablar contigo, me entendías perfectamente. Las horas de horas que hablábamos por internet, por mensajes de texto. Me encantaba verte por la cámara mientras conversábamos, ver tus muecas cuando decías o escribías algo... cambiaba tanto si era algo importante o algo gracioso, o si querías hacerte el coqueto, te salia natural ser coqueto. ¿Habrás practicado frente al espejo? Esa sonrisa tan pícara, tan cautivadora. Estoy segura que la practicabas, no hay forma de que saliera natural y que supieras el efecto que causaba. 

Tenerte a la distancia me dejó conocer un lado de ti que de otra forma no hubiera conocido. Llegué a sentir cosas tan importantes. Sé que ocasioné lo mismo en tu vida, ya que si no, no hubieras venido tantas veces a verme. La primera vez que salimos, que tuve que ir acompañada, para evitar estar a solas contigo. Qué rápido lograste escurrirte en mi corazón. Intentaste darme celos bailando con tu ex en esa fiesta de Halloween. Que no te salió para nada bien, porque a la semana empecé a salir con alguien más, a ver si reaccionabas. Aún recuerdo la vez que nos encontramos en una discoteca, yo con él y tú... pues tú enojado. 

Nos alejamos un poco, pero no nos duró mucho. Ahora decías que esta vez iba en serio. Pero yo sabía que hablabas con más chicas. Mientras que no quisieras formalizar, yo iba a seguir haciendo lo que me daba la gana. A ver si de esa forma reaccionabas. Pero siento que no lo hiciste. Tú querías el verano para ti solito y hacer lo que te diera la gana. Sé que cuando estabas en la ciudad me veías a mi, pero tenías diferentes "amigas" en cada playa. Esos últimos dos meses, para mi fueron muy complicados y duros, pero no estoy segura si para ti fue igual, o si solo fue un juego. Me encantaría pensar que sí me querías, pero que no estabas listo para darme el lugar que merecía. 

La última vez que te vi, fue un martes. Me invitaste a almorzar y nos despedimos. Ambos sabíamos que era la ultima vez que estaríamos juntos. Tuvimos la típica conversación en la que yo te decía que quería algo serio y que si no estabas dispuesto, te alejaras, que no quería seguir así. Recuerdo que me dijiste que tus sentimientos eran sinceros, pero que tú también tenias que ser sincero contigo mismo y con eso decirme que querías divertirte ese verano. Para colmo, tuviste la cara de decirme que me buscarías en marzo, cuando acabara el verano, para volver a conversar, que seguro estarías preparado en marzo para darme lo que yo necesitaba y quería o quizás para volver a conversar sobre el tema. Todavía recuerdo a la reunión a la que me querías llevar. 

Me llamaste a los dos días, por orgullosa no te quise contestar. Estaba haciendo maletas con mi mejor amiga en ese momento, porque nos íbamos a la playa el día siguiente. Estaba desesperada por sacarte de mi mente y de mi corazón. Ya no quería llorar más por ti. Viendo hacia atrás, debí contestarte. Quizás no hubieras ido a la playa ese día y todavía estarías aquí. No imaginé que no te volvería a ver, no imaginé que te irías tan tarde a la playa, que tomarías tanto y que tendrías el accidente. Ese accidente que te alejó de tu familia y de todos los que te queríamos, ese accidente que evitó que llegáramos a marzo y que pudiéramos tener de nuevo esa conversación, ese accidente que llenó mi vida de dolor.

Ha pasado un año y sigo pensando en ti todos los días, todavía lloro seguido. Todavía te imagino caminando en las calles. No pude ir a despedirme de ti, te juro que llegué a la puerta, te juro que intenté entrar, pero me dio un ataque pánico y felizmente tus amigos me ayudaron. Estuve todo el fin de semana con pastillas, para tratar de estar tranquila. No pude despedirme de ti y aunque te visito seguido en el cementerio, parte de mi sigue con la esperanza de que aparezcas a buscarme a mi casa en tu camioneta, como solías hacer, que me mandes un mensaje o ver en mi celular tu nombre al recibir una llamada.

Estoy segura que en 10... 20... 30... y 40 años seguiré pensando en ti. Porque siempre tendré el pensamiento "¿Qué hubiera sido si... ?"



                                                Foto: www.publicdomainpictures.net