Hoy iba a hacer
una publicación sobre mis amigas, pero he decidido postergarla, porque muero de ganas de hablar de mi
hija. Hoy ha llegado de viaje, un viaje al que se fue sola y no la he visto en
10 días.
Su papá viene seguido y ella va a Lima también.
Desde que nació, yo viajaba con ella y nos quedábamos en la casa de su papá,
así como él se quedaba en la nuestra. Su familia es encantadora y los adoro
como si fueran mi propia familia.
Sin embargo, en cierto momento, cuando ella
tenía 4 años, la flaca y yo empezamos a tener muchas discusiones. Como no teníamos a
una tercera persona que me ayude con la firmeza, decidí que era momento de
buscar ayuda de alguien que me pudiera guiar en esto tan difícil que es ser
padre. Buscamos a una psicóloga que me ayudó mucho en algún momento y empezamos
a trabajar en nosotras. Ella me ayudó a que me diera cuenta que para la pequeña era difícil ver
que sus papás se llevaran tan bien y que disfrutaran compartiendo juntos pero
que no quisieran estar en una relación.
Es ahí donde empezamos a separar las cosas,
yo empecé a alojarme con mi hermana cuando iba y su papá empezó a quedarse en un hotel. Esto ayudó mucho a mi hija, ya que igual íbamos al cine, a cenar, a
pasear, etc., pero ya no había esa complicidad de ser tan amigos y eso ayudó a
definir el tipo de relación que ella veía que teníamos. Eso mejoró la relación mamá
e hija y la de papá e hija.
Así hemos estado 3 años, hasta que este año que
cuando la invitaron a ir a Lima, se me hizo imposible acompañarla. Recién nos
estamos terminando de acostumbrar y viendo algunas inversiones en nuestro hogar,
no había presupuesto para viajar y menos tantos días. Así que la pequeña
hermosa se vio obligada a tomar la decisión de viajar sola.
Bueno, resumiendo… regresó 3 centímetros más
alta, más señorita, más vieja, hablando diferente, con mil experiencias
divertidas y muy contenta. Eso me deja súper tranquila –gracias familia,
ustedes siempre saben cómo engreírla y hacer que se sienta especial, los adoro– y me hace sentir feliz saber que mi hija tiene varias familias juntas que la
adoran y que amor es algo que jamás va a faltar en su vida.
En estos días, yo he estado de vacaciones y
avanzando con algunas cosas, algo distraída, sin prestarle tanta atención a los
días que pasaban. Pero cuando estaba camino a recogerla al aeropuerto, no podía
dejar de sentir la alegría de que ya estaba de regreso, de nuevo en mis brazos. –tengo que aprovechar ahora q todavía quiere recibir esas demostraciones de
amor–. Aunque no voy a negar que estos días sin ella, nos ha permitido tener
unos días de “recién casados” que nunca tuvimos –porque nos mudamos de frente
con dos hijos y porque bueno, no estamos casados jajajajaja– y eso de no
cocinar si no quiero y levantarme a la hora que me provoque, y decidir salir a
tomar un café porque no hay mayor responsabilidad me ha encantado. Pero recién veo,
que me siento completa.
Te recontra amo escuincle berrinchudo, eres
la razón de mi vivir. Estoy muy feliz de que estés de regreso. Y ya sabes, te
vas y regresas rapidito nomás para estar conmigo, que me haces falta.