En la cocina tiene espacio, le hemos cambiado
su jaula por un kennel de viaje de perro o gato, para que sea su covacha. El
hace sus necesidades en una fuente de horno – ignore el comentario de meterlo al horno por favor – que tiene
papel periódico encima y él hace solo en su papel. Felizmente su pis no huele
tan fuerte como dijeron y su puff pues, parece cereal de chocolate. :P
A veces tiene complejo de gallina y se pasa horas empollando, lo que las voces en su cabeza le dicen que haga. A veces decide que es hora de correr como loco y hace circuitos, los cuales a veces incluye tirarse encima de mis pies, pero solo para rebotar. A veces está berrinchudo y no quiere salir de su cuarto (kennel) y pues, hay que entenderlo y aceptarlo como es. Le damos de comer Conejina y tiene sus premios de verduritas. No le hemos puesto alfalfa porque dicen que viene con muchos bichitos y como no tenemos jardín, pues que es mejor no hacerlo. Tiene un bebedero, del cual toma de cabeza, por algún motivo su hermosa bembita rosada está más cómoda de esta forma.
El niño tiene juguetes, le hemos dado una lata de popcorn de los Increíbles, la cual arrastra algunos días y noches como si fuera prisionero. Juega con conos de papel higiénico cortados como pulpos y conos largos de papel toalla. También tiene una jaba de frutas, con la cual se entretiene bastante. Le damos cajas de cartones, las cuales se las come desde adentro.
Bueno, otras veces el pinche marrano decide tragarse el cemento de las esquinas de mi cocina, por lo que cada 15 días la seño de las verduras del mercado me “yapa” un rocoto para que le pique mil y lo froto en las esquinas para que las deje en paz. Aquí están sus hermosos dientes con los que se come todo lo que encuentra, incluyendo la lonchera de mi hija.
Le encanta que le hagan caso y lo manoseen como
si fuera para el horno. No le gusta mucho cuando yo lo cargo en altura, sin
embargo, cuando mi novio lo carga, el menso se deja hacer de todo! Lo sienta en
su mano y le habla cara a cara. Lo pone frente con frente. Lo para en su pecho
y el conejo mete su cabeza en el cuello para que lo sobe con la barba. Lo
apreta tanto que el bota pelos como loco. A veces, se descuida y se queda
dormido, hasta que se da cuenta que se ha dormido y se despierta asustado. Una
vez hasta babeó! Se deja cargar como bebé, se deja tocar sus patitas y le
encanta, que le sobe su panza! Es un terrible el engreído este.
Cuando está desesperado por amor, te muerde
el pantalón o las zapatillas pero solo para jalarlas y pasarte la voz que está
ahí abajo. Si no le haces caso, se para en dos patitas y te toca la pierna como
perro. A mi novio, le lame la pierna cuando está en short. Es un enano
delicioso y nos tiene a todos locos. Nos falta baberos.
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